jueves, 13 de diciembre de 2007

Crecimiento y "product space"

Hace poco leí un artículo de la revista Science muy interesante. En el mismo se afirma que el desarrollo económico tiene mucho que ver con aquello que los países producen; de esta manera, las economías crecen mediante la mejora de los productos que fabrican y exportan. Sin embargo, lo realmente interesante de este estudio reside en la idea de que la tecnología, el capital, las instituciones y las habilidades necesarias para producir nuevos productos se pueden adaptar más fácilmente de unos productos que de otros. Así, los países se mueven en un espacio donde producen aquellos bienes cercanos a los que antes producían. En palabras de los autores:

"Think of a product as a tree and the set of all products as a forest. A country is composed of a collection of firms, i.e., of monkeys that live on different trees ad exploit those products. The process of growing implies moving from a poorer part of the forest, where trees have little food, to better parts of the forest. This implies that monkeys would have to jump distances, that is, redeploy (...) capital toward goods that are different from those currently under production. Traditional growth theory assumes theres is always a tree within reach; hence, the structure of forest is unimportant. However, if this forest is heterogeneous, with some dense areas and other more-deserted ones, and if monkeys can jump only limited distances, then monkeys may be unable to move through the forest. If this is the case, the structure of the space and a country´s orientation within it become of great importance to the developing countries."

Esto viene a ser, gráficamente, lo siguiente:



Se puede observar que existen productos, como los cereales y el petróleo, muy distantes a otros productos más sofisticados. Esto hace que a los países que producen estas mercancías les sea más difícil desarrollar nuevas industrias.

martes, 13 de noviembre de 2007

Literatura para empezar a entender la Economía Política del Comercio Internacional

Atendiendo a la petición de un amigo, voy a recomendar algunos artículos sobre economía política del comercio internacional. El mérito de la selección no es mío, ya que provienen del programa de un curso de verano al que asistí en el Institut Barcelona d´Estudis Internacionals. Si hay que reconocerme algún mérito es el de haber leído todos los textos que me propongo recomendar.

- Michael J. Hiscox. The Domestic Sources of Foreign Economic Policies. In Global Political Economy, John Ravenhill (ed). Oxford University Press 2004. Sin duda una gran introducción, escrita por el profesor de Harvard que impartía el curso de verano, con todas las virtudes de las grandes introducciones: claridad, buenos ejemplos, etc. Imprescindible para formarse una idea general sobre eso que la gente llama Economía Política Internacional.

- Paul Krugman, Is Free Trade Passe? Journal of Economic Perspectives 1 (2) 1987. Un interesantísimo artículo sobre las nuevas corrientes neoproteccionistas y sus dificultades, escrito por uno de los mayores expertos en teoría del comercio internacional hoy en día.

- Alan Deardorff and Robert Stern, What You Should Know About Globalization and the WTO, Review of International Economics 10 (3) 2002. Este artículo presenta una clara y concisa descripción de lo que es la globalización, así como del funcionamiento del régimen internacional comercial. Que los fervientes opositores a la globalización no busquen incisivas críticas a la misma por que no las van a encontrar.

Para empezar es suficiente. Más adelante recomendaré nuevos artículos sobre temas relacionados con el comercio internacional como las barreras no arancelarias, las áreas de "libre comercio", las regulaciones laborales y medioambientales, etc... Qué disfrutéis de las lecturas.

martes, 2 de octubre de 2007

"Los beneficios del capitalismo global"

El otro día, al leer una conferencia del escritor Johan Norberg, me llamaron la atención ciertas afirmaciones acerca de la relación entre liberalización económica y crecimiento. Según el autor

"Cuanto mayor es el grado de libertad económica en un país, mayor es la oportunidad del mismo de conseguir más prosperidad, un crecimiento más rápido, un nivel de vida más alto, etc.. Si decidimos dividir el mundo en cinco grupos dependiendo del grado de libertad económica, como ha hecho el canadiense Instituto Fraser, vemos que los países más libres son diez veces más ricos que los menos libres y que tuvieron un crecimiento anual del 2'3% durante la década de los 90 mientras que los menos libres tuvieron un crecimiento negativo del 1'5%. Hay un dato aún más interesante que indica que la gente en los países más libres vive de media 24 años más que la gente en los países menos libres"

Norberg continúa poniendo como ejemplo de sus tesis el desarrollo experimentado por algunos países del sudeste asiático durante los últimos cincuenta años.

"Contraste esto con los países del sudeste asiático que se aprovecharon de la división internacional del trabajo con una política orientada a la exportación. Hicieron lo que mejor sabían hacer y el resto lo importaban. Tenían un gran intervencionismo gubernamental, pero controlado por las señales del mercado; cuando una empresa no era competitiva, se la ponía fuera del mercado. Estos países tienen ahora un nivel de vida cercano al europeo.
A mediados de los años sesenta, Zambia era el doble de rica que Corea del Sur, y ahora Corea del Sur es 27 veces más rica que Zambia. Esto no puede explicarse por diferencias en la inteligencia o la ética del trabajo. La otra parte de Corea, Corea del Norte - y Birmania - otra de las economías del sudeste asiático, no ha tenido tanta suerte. Tienen una economía autosuficiente y planificada centralmente, y en duro contraste con sus vecinos, permanecen anclados en una profunda miseria.
Por otro lado tenemos a algunos países africanos que han intentado algunas reformas liberalizadoras, aunque muy lentamente, como Botswana, Mauritania, Ghana y Uganda, y no se han atascado en la misma pobreza que el resto del continente, presentando en cambio crecimiento y una leve reducción de la pobreza.
Podemos observar esto en todo el mundo. Se puede observar como China e India han comenzado a hacer rápidos progresos cuando empezaron a desrregular sus mercados, se puede observar como países con mercados libres como Chile y Méjico crecen más rápidamente que el resto de Latinoamérica y se puede observar esto incluso en las severamente planificadas economías del mundo árabe. Pequeños países árabes que han hecho reformas liberales, como Bahrein y Qatar, han experimentado un rápido crecimiento"

Sin embargo, al leer estos comentarios surge un problema fundamental. ¿Es correcto considerar a los países del sudeste asiático como un ejemplo de ese pretendido vínculo entre libertad económica y crecimiento? La respuesta, bajo mi punto de vista, es que no.
En primer lugar, como destaca Dani Rodrik, la experiencia de los tigres asiáticos no supuso una importante liberalización comercial en las primeras etapas de crecimiento económico. De hecho, la mayor parte de esa apertura se produjo durante los años ochenta. Es decir, cuando un alto crecimiento se encontraba "firmemente establecido". En este sentido, Paul Krugman hace hincapié en la posibilidad de que los altos ratios de comercio que presentan estas economías sean tanto la causa como el resultado de su crecimiento económico.
En segundo lugar, siguiendo de nuevo a Krugman, tampoco existen demasiadas evidencias que respalden que el crecimiento económico de los tigres haya sido el resultado de un determinado intervencionismo sofisticado por parte del estado. Estos países han seguido una serie de políticas muy diferentes: desde la planificación detallada de Singapur hasta el total liberalismo de Hong Kong. Por otra parte, tampoco se ha encontrado una relación significativa entre la aplicación de políticas explícitas y un crecimiento económico singular. Por último, han existido fracasos notables de la política industrial incluso en países, como Corea del Sur, con un importante crecimiento económico.
En definitiva, el crecimiento económico experimentado por estos países ha sido el resultado de unas políticas, comerciales e industriales, ciertamente heterogéneas. Esto significa que no pueden ser tratadas por igual y que no representan, en conjunto, ejemplos válidos a favor ni en contra de la apertura y la liberalización económica. Serían más bien, como nos hace ver Rodrik, las manifestaciones de que "no existe un modelo único de transición hacia un camino de alto crecimiento. Cada país tiene que desarrollar su propia estrategia de inversión".
El ejemplo de las economías del este asiático ha sido utilizado continuamente para poner de manifiesto la relación entre el crecimiento económico y la liberalización económica. Sin embargo, esta relación se encuentra muy lejos de ser inequívoca. Es una lástima que la realidad, con su poco elegante complejidad, no se adecue a ciertas ideas como las expresadas por Norberg en su conferencia.

lunes, 1 de octubre de 2007

jueves, 27 de septiembre de 2007

Contra Stiglitz

Los gurús de la economía, como Joe Stiglitz también tienen sus detractores. El Premio Nobel de Economía es conocido por su activismo en contra de la globalización realmente existente. Sus puntos de vista se recogen en dos obras recientes que han resultado auténticos éxitos de ventas: "El malestar en la Globalización" y "Cómo hacer que funcione la Globalización". Personalmente, sólo he leído la última y me pareció correcta. Su principal virtud reside, bajo mi punto de vista, en hacer hincapié en aquellas cosas que no funcionan en la economía mundial. Es posible que muchas de las soluciones que propone Stiglitz sean bastante discutibles, pero allí están. También es cierto que, según algunos economistas, lo que denuncia y propone Stiglitz no es más que conventional wisdom. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de un libro combativo y dirigido al gran público. Por lo tanto, estas dos obras deberían ser juzgadas en este sentido y no como literatura académica.
Hecha esta salvedad, aquí os dejo una crítica al trabajo y la persona de Stiglitz realizada por el profesor de Harvard y antiguo Consejero Económico y Director de Investigación del FMI, Kenneth Rogoff.

martes, 11 de septiembre de 2007

"Cold Steel"

A continuación voy a incluir un comentario que realicé sobre un artículo de The Economist que trata sobre la política comercial estadounidense. El artículo constituye una excusa perfecta para hablar sobre la economía política del comercio internacional.

El presente artículo de The Economist habla de uno de los principales instrumentos de la política comercial internacional: los aranceles. En concreto, de la decisión de Mr. Bush, de marzo de 2002, de imponer un arancel sobre las importaciones de acero a Estados Unidos. La teoría clásica del comercio internacional afirma que todo tipo de obstáculos a la exportación son ineficientes económicamente, dado que disminuyen el excedente de los consumidores, que importarían dichos bienes, si no estuviesen gravados. Por lo tanto, el coste de esas medidas proteccionistas se traslada a los consumidores que han de pagar más por unos bienes que, de otra manera, resultarían más baratos. En efecto, como apunta el autor del artículo “incluso la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, que recomendó los aranceles, reconoció que los mismos podían costarle a las empresas y a los trabajadores norteamericanos unos 680 millones de dólares. Los altos precios benefician a los productores de acero, pero perjudican a los consumidores del mismo, muchos de ellos empresas manufactureras luchando contra la competencia internacional (…) Mr. Haufbauer ha estimado que las empresas consumidoras de acero posiblemente hayan perdido entre 26.000 y 43.000 trabajadores, este año [2002], a causa de los arenceles”.

Sin embargo, el problema de la política comercial no es un problema únicamente de eficiencia económica. Se trata fundamentalmente de una cuestión política, o mejor dicho, de economía política. Repasemos brevemente la teoría del comercio internacional. Desde los tiempos del economista David Ricardo, se sabe que los países ganan si se especializan en producir y exportar aquellos bienes en los que poseen ventaja comparativa; es decir, aquellos productos que pueden producir con un menor coste de oportunidad en relación a otros países. Las fuentes de estas ventajas comparativas son muy diversas, pero la más importante es la dotación de factores productivos (tierra, trabajo y capital) que posee una economía determinada.

De esta afirmación nace el modelo de comercio internacional Heckscher-Olin (creado en la primera mitad del siglo XX por dos economistas suecos) que afirma que los países deben especializarse en producir aquellos bienes intensivos en el factor productivo que más abunda en una economía. De esta manera, países con grandes extensiones de tierra fértil, como Canadá, deben exportar alimentos; mientras que naciones con importantes dotaciones de trabajo, como China, sería recomendable que exportasen bienes intensivos en mano de obra poco cualificada (como el calzado, por ejemplo). Por último, países con abundancia de capital (capital humano, tecnología,…) deberían producir bienes intensivos en capital (ordenadores, superconductores,…)

El corolario del modelo Heckscher-Olin, se conoce como el “teorema Stolper-Samuelson” y viene a decir que el comercio internacional favorecerá a los dueños de factores productivos abundantes, mientras que perjudicará a aquellos que posean factores productivos escasos. Por ejemplo, en Estados Unidos los beneficiados por la apertura comercial serán aquellos que trabajen en o tengan acciones de empresas tecnológicas (intensivas en capital) mientras que los perjudicados por la misma serán los trabajadores y empresarios de firmas de productos intensivos en trabajo poco cualificado, como las dedicadas a la confección.

En resumen, el comercio internacional crea ganadores y perdedores y este es el punto clave para entender la economía política del comercio internacional. Normalmente, los empresarios que se ven afectados por la competencia internacional, se unen creando importantes grupos de presión que actúan para lograr que se impongan medidas proteccionistas que, en efecto, protejan a sus sectores.

En este sentido es en el que hay que entender el artículo cuando afirma: “si [Mr. Bush] elimina estos aranceles, es posible que pierda el apoyo [de los Estados productores de acero, como Virginia, Pennsylvania y Ohio] para la aprobación del Acuerdo de Libre Comercio de América Central en el Congreso”. El problema de los lobbies proteccionistas es que poseen un gran poder, ya que son grupos muy reducidos y con una gran capacidad de movilización. Su influencia no puede ser contrarrestada por grupos de presión aperturistas ya que, normalmente, los beneficios derivados del comercio internacional son más difusos, afectan a los consumidores en general, que los perjuicios, que por regla general inciden sobre grupos más bien determinados y reducidos. De esta manera, es mucho más fácil que se movilicen unas pocas empresas, que deben enfrentarse a la competencia internacional, que millones de consumidores escasamente organizados.

Otro de los problemas de la utilización de medidas proteccionistas es que perjudica a los países exportadores de esos productos, en el caso que nos ocupa a los productores extranjeros de acero. Por lo tanto, el país que impone barreras a las importaciones se arriesga a sufrir las represalias comerciales de los países afectados. En el caso del acero norteamericano, la Unión Europea realizó una lista de exportaciones estadounidenses, que ascendía a unos 2.2 millardos de dólares, de potenciales represalias. Dicha lista incluía las motocicletas Harley Davidson, productos textiles procedentes del sudeste de Estados Unidos, y los cítricos de Florida. “En resumen, esta lista está elaborada para maximizar el sufrimiento político de los republicanos en las elecciones de 2004”[1]. En efecto, como se puede leer en el artículo “más importante que los votos en el Congreso, no obstante, son los votos en las elecciones de 2004. La UE puede que no esté tras la familia Bush, ya que las sanciones propuestas parecen ser el intento de cambiar el cálculo electoral de los republicanos, poniendo en peligro puestos de trabajo y votos en estados de cambio como Carolina del Norte, Wisconsin o Florida”.

Sin embargo, estas represalias comerciales no podían ponerse en práctica hasta que la Organización Mundial del Comercio (OMC) decidiese que las medidas proteccionistas tomadas por Estados Unidos eran ilegales. Finalmente, en mayo de 2003, la OMC determinó que las salvaguardias impuestas por Estados Unidos sobre las importaciones de acero eran ilegales.


[1] Gary Hufbauer y Ben Goodrich, Next Move in Steel, International Policy Briefs, Institute for International Economics, October 2003, p. 5.


viernes, 10 de agosto de 2007

¿Libre Comercio?

El problema acerca del comercio internacional no es si es bueno o malo sino que genera ganadores y perdedores. Por lo tanto, se trata de pensar quién sale ganando y perdiendo con la liberalización comercial más que de afirmar una verdad absoluta como "el libre comercio nos proporcionará a todos un mayor bienestar" o su opuesta, claro está. La apertura de los mercados nacionales a la competencia internacional ha sido, en algunos casos, muy beneficiosa pero en otros un auténtico desastre. Creo que esta es una de las ideas fundamentales sobre el comercio internacional y, por consiguiente, sobre la globalización.